La noche estaba ideal, proporcionando la frescura primaveral luego de un día de intenso calor. Miles de personas se fueron acomodando poco a poco a lo largo de la tarde en esa especie de anfiteatro natural que posee el Parque Central de la Ciudad. Del otro lado del lago, un enorme escenario se había montado para alojar a la Orquesta Sinfónica de la UNCuyo, uno de los ensambles instrumentales más prestigiosos de la provincia.
Este conjunto despidiría el año con un concierto final de altísimo nivel, en primer lugar por la presencia de un invitado de lujo, el bandoneonista y compositor Rodolfo Mederos, artista ideal para festejar el Día del Tango. Y seguidamente por la impronta del director Rodolfo Saglimbeni, músico venezolano que armó un entretenido recorrido por danzas latinoamenricanas en los que la orquesta se lució y logró hacer aplaudir y bailar al público a través de joropos, mambos y malambos, entre otros.
También hubo espacio para la nostalgia con clásicos como «Adiós Nonino» y otros tangos estremecedores que entretejieron una velada emotiva, gratuita y al aire libre.