La «ciudad compacta» responde al interés directo de promover ciudades que se inclinen por los valores de la sostenibilidad y se beneficien energética y económicamente con la compactación.

Se expone en esta oportunidad una primera etapa, surgida de una serie de análisis, investigaciones, recopilación de datos y diseño de estrategias para la actualización de ese código, en función de un plan de desarrollo urbano propuesto, que será presentada en formato visual.

En ese trabajo se integró de forma complementaria el resultado de una serie de reuniones realizadas en el ámbito del Concejo Deliberante, donde se abordaron diversos aspectos inherentes a la reforma del código de edificación integrando a diversos actores sociales tales como la Cámara de la Construcción, EDEMSA, el Colegio de Arquitectos, el CRICYT, el Instituto de Energía de la Facultad de Ingeniería de la UNC, empresarios, en lo que ha constituido un gran espacio de participación.

En una primera etapa la presentación abordará la metodología de trabajo utilizada que tuvo el sentido de marcar y ordenar el proceso de análisis y proposición en función de objetivos determinados a partir de las situaciones existentes.

Posteriormente, se procedió a la aplicación de esa metodología específicamente a la ciudad, elaborándose un diagnóstico de las problemáticas urbanas, luego de investigar toda la información con que se cuenta, relativa a indicadores demográficos, infraestructura vial existente y proyectada, inventario de espacios verdes y relevamiento de espacios libres disponibles, entre otros aspectos.

La identificación de las problemáticas resulta importante para la formulación de diagnósticos a partir de los cuales se puedan diseñar las estrategias aptas para contrarrestar o mitigar los efectos negativos generados por aquellas. Entre tales problemas se puede mencionar la pérdida de la población residente, la acentuación del perfil de ciudad capital como centro polifuncional del área metropolitana, la migración poblacional al borde periurbano en forma dispersa y no planificada, los elevados costos de urbanización para la expansión de la ciudad hacia el Oeste y careas deprimidas de muy baja densidad con buena infraestructura y enorme potencial urbanístico.

La identificación de todas esas problemáticas es lo que permite el diseño de estrategias con propuestas concretas para su abordaje y la fijación de lineamientos para un plan de desarrollo urbano.

En ese marco se incluirán, por ejemplo, objetivos tales como la redensificación y renovación de la Cuarta Este y el estímulo del desarrollo edilicio en las tierras vacantes que rodean el Parque Central, estrategias que se implementarán a través del diseño de una normativa edilicia que refleje, precisamente, tales propuestas.

Estas conclusiones se han complementado con el análisis crítico realizado a partir del relevamiento de los efectos que ha tenido en la ciudad, a través del tiempo, la aplicación de los códigos de edificación precedentes, mostrando por ejemplo, cómo sus deficiencias han impactado en la arboleda urbana, así como un análisis comparativo de las distintas normativas en lo que respecta a los edificios de altura.

El concepto que obra como un eje en esta propuesta para un nuevo código de edificación para la capital mendocina es el de una ciudad compacta que sea sustentable, en desmedro de una ciudad difusa. Es decir, una ciudad que haya densificado áreas poco pobladas renovando los sectores deprimidos. En este gran objetivo de desarrollo hacia una ciudad compacta se debe preservar la calidad ambiental y de vida, proporcionando espacios verdes y confiriendo a los edificios las alturas adecuadas según el tamaño del terreno y la zona, acordes a la densificación propuesta y rescatando el corazón de manzana tan necesario en un clima desértico como el de nuestra zona.

 La ciudad debe ser compacta porque así es más viable y rentable. Permite que se actualicen los sistemas de transporte masivo, y posibilita ahorrar en infraestructura y optimizar los usos de los espacios públicos.