Pasadas las 21 del miércoles, el teatro Independencia vibraba de euforia, casi se podía ver en el aire. Había sonrisas, ansiedad, muchas expectativas y amor. Claro, era una ocasión más que especial, un emotivo festejo que nutría ese clima de alegría. El Coro de Niños de la Municipalidad de Mendoza estaba a punto de comenzar el concierto con el que celebraría su 30º aniversario, sí, nada menos que tres décadas de trayectoria.

Unas 400 personas esperaban allí la aparición de los pequeños, cuya entrada al escenario estuvo precedida por un emotivo video con entrevistas a sus integrantes e imágenes tanto de la historia como de la actualidad del elenco. 

«Cantar me divierte, cantar es lo mejor, te sentís feliz, libre, cómodo, es como un mundo nuevo, me despierta los sentidos», decían los chicos cuando les preguntaban qué les gusta de ser parte del coro.

Terminó el video introductorio y entró a escena Elisabeth Guerra, la directora del conjunto, y la ovación que le dedicó el teatro fue estremecedora. El talento y dedicación de esta mujer genera admiración unánime. Elisabeth anunció una noche de mucha música y reencuentros, y así fue.

La hermosa actitud escénica de los más de 40 pequeños coreutas, con sus voces preciosas y precisas, dieron forma a un concierto en el que se interpretaron piezas de distintos estilos y procedencias. Hubo obras corales clásicas como «Festival Sanctus», de John Leavitt, pero también música popular con autores como Luis Pescetti, María Elena Walsh y hasta The Beatles. 

El espectáculo, con entrada gratuita, contó con el coro completo, con su conformación de Sopranos, Mezzosopranos y Contraltos, a los que también se sumaron ex integrantes y el grupo de Pequeños Cantores. Hubo instrumentos en vivo como guitarra, bajo, violín y piano, cuyos arreglos instrumentales estuvieron a cargo del pianista de la compañía, Adrián Rodríguez. Otros que pusieron su toque sensible fueron los artistas Pelusa Olivera y Luciano Ortega.

Desde el Coro de Niños de la Municipalidad agradecieron profundamente a todas las familias que se sumaron al proyecto acompañándolos a lo largo de estos primeros 30 años de vida, una vida que ha enseñado a amar la música a muchas generaciones de niños que luego han mantenido sus ganas de cantar y las han canalizado en distintos proyectos. 

¡Felices 30 años para el Coro de Niños!