La capital mendocina no posee viñedos ni bodegas, y aún así, constituye un punto estratégico en la cultura vitivinícola. Por eso, Ciudad de Mendoza es la única Capital Internacional del Vino de Argentina y de Latinoamérica.
La presencia del vino en la Ciudad de Mendoza es evidente. Edificios, plazas y calles esconden obras artísticas y monumentos que homenajean a esta bebida de manera bella y poética. Así es que, el corazón mendocino tiene las huellas del vino en cada uno de sus espacios.
Los mendocinos y turistas que se acerquen a la plaza Italia podrán encontrarse con los frisos de bronce de su monumento central. Este muestra a mujeres y hombres inmigrantes que trabajan en la viña y en diversas industrias que enaltecieron a Mendoza.
En este mismo espacio verde también existe una pequeña fuente con una escultura de hierro en su interior que simboliza el aporte de los migrantes a la vitivinicultura. Además, muchos de los más destacados viñateros de fines del siglo XIX y XX, tuvieron su residencia en la Ciudad de Mendoza. Tal es el caso de Rito Baquero; Miguel Escorihuela; las familias Baldini, Huespe y Arizu, entre otras. Ellos, con sus señoriales viviendas marcaban presencia de prosperidad y desarrollo en una urbe que comenzaba a nacer.
Si regresamos a la escultura de la fuente de plaza Italia, se observa la representación de una mujer apoyada con una mano sobre una rueda con insignias de las regiones italianas, mientras conduce un caballo que simboliza el paso de un mundo de historia a otro, que corre hacia el futuro de la Argentina. Aquí, también se ve el detalle de una vid que hunde sus raíces en las aguas de la fuente y se eleva por la espada de la figura femenina.
Otro de los poéticos rincones dedicados al vino en la Ciudad de Mendoza es el monumento principal de la plaza España en homenaje a la confraternidad Argentino Española. Distintos elementos hacen alusión a nuestra industria madre, como racimos de uva y la figura de hombres con bueyes arando la tierra, lo cual es una alegoría al trabajo del inmigrante español en nuestro suelo.
La capital alberga diferentes obras que muestran escenas vinculadas a la cultura de la tierra, del agua y de quienes llegaron a suelo mendocino para convertirlo en el polo vinícola que conocemos hoy. Tal es el caso del friso de bronce de la fuente central de plaza Independencia que sorprende con motivos relacionados al trabajo de campo.
Si continuamos con el recorrido por la capital y nos detenemos en la Peatonal Sarmiento, los canteros que allí se encuentran están decorados con coloridos mosaicos artesanales que lucen motivos vendimiales y distintos símbolos típicos mendocinos. Si caminamos un poquito más allá, veremos un moderno edificio ubicado en 9 de Julio, esquina Gutiérrez, que ostenta en su medianera sur una leyenda en honor al vino. Allí dice: Homenaje a Mendoza, tierra del Sol y del buen Vino – “El vino es la más sana e higiénica de las bebidas”. L Pasteur.
Cada una de las referencias nombradas que conciernen a nuestra industria madre cobran más sentido al descubrir en la esquina N-E de la avenida San Martín y Garibaldi, un monolito con imágenes que hacen referencia a la Vendimia. Se trata de una copia en bronce del diploma que declaró a nuestra Ciudad como “Ciudad Internacional del Vino y de la Vid”, otorgado en 1987 por la Organización Internacional de la Viña y el Vino.
Con el tiempo vendrían más distinciones. En el año 2012, la Ciudad de Mendoza incluyó en su marca el título de Capital Internacional del Vino, comprometiéndose a trabajar en la difusión de la cultura del vino, fomentar la profesionalización y capacitar a vecinos y vecinas.
Por todo esto y por constituir un punto turístico estratégico en la historia vitivinícola, es que somos la única Capital Internacional del Vino de Argentina y de Latinoamérica, aún sin poseer viñedos ni bodegas. Ciudad invita a los turistas a visitar y a recorrer la capital mendocina para descubrir todos los rincones dedicados al vino.