Ruinas de San Francisco (antiguo Templo Jesuita)

Calle Ituzaingó esquina Beltrán.

Los Jesuitas llegaron a Mendoza, hacia 1608, aprovechando unas casas con huerta que les fueran donadas por Ana de Caravajal, esposa del capitán Lope de Peña.

En 1645, los Jesuitas inauguraron un nuevo edificio para iglesia que subsistió hasta 1716, cuando fue seriamente afectado por un aluvión. Esto llevó a los Jesuitas a construir un conjunto monumental inaugurado en 1731, donde permanecieron hasta su expulsión en 1767.

Luego, el complejo edilicio quedó vacío por varios años y fue nuevamente afectado un terremoto en 1782. En 1798 pasó a manos de los franciscanos, siendo entonces refaccionado.

Estaba situado frente al ángulo noroeste de la Plaza Fundacional. Su construcción, era de una gran belleza arquitectónica, realizada en piedra, cal y ladrillo, poseía una gran nave con capillas laterales, crucero y presbiterio con un altar mayor dedicado a la Inmaculada Concepción.

Desde este templo, en 1817, salió en procesión la imagen de Ntra. Señora del Carmen de Cuyo al encuentro del Ejército Libertador en la Plaza Mayor, para la ceremonia de su proclamación frente a la Iglesia Matriz.

Después del terremoto de 1861 se rescataron entre los escombros del templo jesuita la imagen de la Virgen del Carmen de Cuyo, el bastón de mando del General San Martín (entregado por el prócer a la Orden Franciscana en 1818) y la Bandera del Ejército de los Andes que también se hallaba guardada en el templo y que hoy es custodiada en el Memorial de la Bandera.

Desde Mayo de 1995 se han desarrollado en el lugar trabajos de investigación, conservación y puesta en valor de las ruinas.

En 2013 se realizaron tareas de refuerzo y consolidación de las ruinas y se colocó un sistema de iluminación que destaca molduras, revoques originales, columnas y arcos.

Las Ruinas de San Francisco fueron declaradas Monumento Histórico Nacional por Decreto Nº107.512/41 y son Patrimonio Cultural de la ciudad de Mendoza por Ordenanza Nº 3037/91.

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