El lugar quedó transformado en un alegre circo, al que llamaron Rescatando la Sonrisa. Por este mágico sitio pasaron payasos, acróbatas, trapecistas y magos; de uno a cuatro añitos, y bebés malabaristas.
De esta manera transcurrió un encuentro que estuvo cargado de muchas risas y emoción, transportando a los presentes al mundo de la niñez. Así más de 200 espectadores: papis, abuelos, tíos y otros familiares, disfrutaron la actuación de los pequeños.